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miércoles, 18 de febrero de 1998



Muere Ernst Jünger, último testigo del siglo

Berlín. José Manuel Costa

El novelista y ensayista alemán Ernst Jünger falleció ayer, a los 102 años de edad, en la localidad de Wilflingen, donde residía desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Soldado heroico, memorialista dotado de una personalísima percepción de la realidad, botánico y entomólogo, sutil narrador de alegorías universales y pensador capaz de entablar un diálogo sobre la técnica con Martin Heideger, Ernst Jünger ha sido uno de los escritores más controvertidos de un siglo del que fue protagonista y espectador más allá de la primera línea. Por fortuna, su genialidad acabó imponiéndose sobre su pasado y sobre sus enemigos, brindándonos una obra a la vez lúcida y libre.

Imagen Durante los últimos años, Jünger fue sobreponiéndose al ostracismo al que lo condenaron propios y extraños, y, en ello, España jugó un importante papel al concederle dos doctorados «honoris causa»: por la Universidad del País Vasco, en 1989, y por la Complutense de Madrid, en 1995. Ayer, el presidente alemán, Roman Herzog, glosaba su figura afirmando, en un trelegrama de condolencia enviado a Liselote Jünger, viuda del escritor, que «nadie como él nos ha acompañado por los horrores de nuestro siglo, por sus grandezas y por sus extravíos, por sus realizaciones y sus éxitos. La literatura alemana ha perdido a un timonel excepcional de su tiempo, al autor de una obra que ha suscitado admiración incluso por encima de las críticas».

Por su parte, el canciller Helmut Kohl, quien ya visitó hace dos años al escritor con motivo de su centenario junto con el fallecido presidente francés François Mitterand, señaló que con Jünger «desaparece una de las mayores personalidades de nuestro siglo, un hombre que conservó siempre un espíritu independiente e inflexible, incluso en las horas más tenebrosas de Alemania, cuando pensar en libertad era considerado como un crimen. Él exploró los caminos más impracticables y nunca sacrificó su convicciones personales a las exigencias de su tiempo».

En primera línea

En fin, la biografía de Ernst Jünger es también la biografía del siglo. Nació el 29 de marzo de 1895, en Heidelberg. Sus estudios escolares son ya una larga lista de traslados por internados y colegios en Hannover, Schwarzenberg, Braunschweig, Wunstdorf o Hamelin. Con apenas 17 años, decidió que ya estaba bien de aulas y se enrola en la Legion Extranjera, de la que su padre le rescata un mes después, para llevárselo de una oreja a que acabe su bachillerato. Su nueva estancia en las aulas duró poco. Nada más estallar la I Guerra Mundial, se alistaba voluntario en el ejército.

Su actividad en la contienda no fue la de un intelectual destinado a un oscuro puesto, sino la de un soldado de primera línea, herido siete veces y condecorado con la orden Pour le Merite. En 1919 fue integrado en el ejército de la república de Weimar, que abandonó pocos años más tarde para estudiar zoología y filosofía en Leipzig. Fue también en ese momento cuando comenzó a publicar, y ello, con una de sus obras más controvertidas a lo largo del tiempo: «Tempestades de acero» (1920), sus diarios de la guerra, en las que el autor busca sentido a la guerra.

Contra Hitler

«Tempestades de acero» y «La lucha como vivencia interior» han sido normalmente interpretadas por la izquierda como apología militarista, pero ya Bertolt Brecht decía «Dejad en paz a Jünger. El hombre tiene estilo».

Ese estilo le permitió distanciarse del nazismo lo suficientemente pronto como para no poder echársele en cara devaneos con el nuevo orden. Para Jünger los nazis eran una gente soez y que no respondía en lo absoluto a su ideal político. De hecho, se negó tanto a entrar en la Academia como en el Parlamento nazis. Poco antes del comienzo de la II Guerra Mundial, y sin permiso oficial, publicó «Sobre los acantilados de mármol», una alegoría contra Hitler lo suficientemente directa como para describir, incluso, los campos de concentración. No obstante, fue movilizado y destinado, primero, al frente ruso;&quoty, luego a París, en el Estado Mayor del general Von Kupfnagel. Fueron para el unos tiempos interesantes, de copas de vino entre los bombardeos, relaciones con la &quotconspiración de los generales&quotcontra Hitler... que finalizarían, en 1944, con su licenciamiento de la Wehrmacht, por ser «indigno de las armas». Por su parte, y por si acaso, los aliados le prohibieron publicar hasta 1949.

Desde hacía casi cincuenta años, Jünger vivía retirado en su casa de Bad Wilflingen, lo cual no le impidió realizar un sinnúmero de viajes, sobre todo a África y el ámbito mediterráneo. Ya en los sesenta realiza otros viajes, más bien psicodélicos, en unión del descubridor del LSD, Albert Hoffmann. Jünger fue el gran aventurero conservador, algo que, como modelo social, hoy resulta casi impensable, a no ser que suceda en alguna galaxia lejana. Pero lo mismo que se entusiasma, Jünger también puede caer en el escepticismo, en el misticismo, el lirismo, el surrealismo o la descripción entomológica. No son tanto contradicciones cuanto fruto de su &quotvisión estereoscópica de la realidad, donde los hechos y los objetos son contemplados simultáneamente desde varios puntos de vista.

En lo últimos años, y tras haber sido distinguido con el premio Goethe, Jünger había pasado a otro escalafón, sin duda más parecido al&quottesoro viviente" japonés, que a las representaciones occidentales del talento y la ancianidad.

Bibliografía

Narrativa:

_- «Tempestades de acero» (1920).

_- «La lucha como vivencia exterior» (1922).

_- «El bosquecillo 125» (1925).

_- «El corazón aventurero I» (1929).

_- «Hojas y piedras» (1934).

_- «Juegos africanos» (1936).

_- «El corazón aventurero II» (1938).

_- «Sobre los acantilados de mármol» (1939).

_- «Jardines y calles» (1942).

_- «Radiaciones» (1949).

_- «Heliópolis» (1949).

_- «Visita a Godenholm» (1952).

_- «Las abejas de cristal» (1957).

_- «El tirachinas» (1973).

_- «Eumeswill» (1977).

_- «Los setenta se desvanecen» (1981).

_- «El problema de Aladino» (1983).

_- «Obras completas» (1983).

_- «Encuentro peligroso» (1985).

Ensayo y memorias:

_- «La movilización total» (1930).

_- «El trabajador» (1932).

_- «Radiaciones» (1949).

_- «La paz» (1945).

_- «Más allá de la línea» (1950).

_- «La emboscadura» (1951).

_- «El libro del reloj de arena» (1954).

_- «Junto al muro del tiempo» (1959).

_- «El estado mundial».

_- «Ad hoc» (1970).

_- «Aproximaciones» (1970).

_- «El autor y su escritura» (1981).

_- «La tijera» (1989).

_- «Sobre el dolor» (1995).

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