CARLOS PARIS
La cultura alemana de nuestro siglo desde los expresionistas hasta Günter Grass o Martin Walser, pasando naturalmente por Bertold Brecht y otros, ha sido capaz de levantarse hasta una acerada crítica de la hipocresía y la deshumanización de la civilización integradora.
Pero otro sector, en el cual figurarían los afamados Heidegger y Jünger, aun partiendo también del descontento, de la repulsa, se dejó arrastrar por los mitos movilizadores del nazismo. Semejante juicio de carácter político afecta también -como es natural- al contenido de la escritura y al mensaje. Jünger, ciertamente, escribió sobre la necesidad de la libertad y sobre la técnica -fenómeno que le fascinaba-. Pero no fue capaz de percibir que el camino hacia la libertad había de ser la construcción de una nueva sociedad y la reapropiación humanista de la técnica en ella, en lugar de la mera autoafirmación heroica del ser humano, proclamada por el escritor germano, ahora fallecido.