VANGUARDIA
CULTURA
18/02/98



El canciller Kohl destacó "el espíritu independiente e inquebrantable" del escritor fallecido

Ernst Jünger muere a los 102 años

El autor de "Radiaciones", hombre complejo, multifacético, admirado y odiado, ha sido testigo excepcional del siglo

EUSEBIO VAL
Bonn. Corresponsal

E rnst Jünger, testigo excepcional del siglo XX, murió ayer a la edad de 102 años. El escritor alemán, un personaje complejo y multifacético, admirado pero también odiado con saña, reflexionó en sus obras sobre sus experiencias directas en los periodos más convulsos de la centuria que termina, incluidas las dos guerras mundiales.
En un telegrama dirigido a su viuda, Liselotte Jünger, el canciller Helmut Kohl destacó el "espíritu independiente e inquebrantable" del escritor fallecido, puesto a prueba "en las horas más oscuras" de la historia alemana. Para el jefe de Gobierno, Jünger consiguió en sus obras "penetrar de forma especial en las cuestiones fundamentales de la existencia y de las experiencias en situaciones límite". Además de valorar su maestría en el manejo de la lengua alemana, Kohl mostró su agradecimiento por los diversos encuentros tenidos con Jünger, algunos de ellos en compañía de François Mitterrand, y por sus serenas y lúcidas palabras.
El autor de "Radiaciones" falleció en Wilflingen (Baden-Wurtemberg) donde vivía desde hace cuarenta años. Al parecer, la muerte le sobrevino de manera repentina. Además de Kohl, le rindieron también públicamente tributo el presidente federal, Roman Herzog, y el dramaturgo Rolf Hochhuth. Éste dijo que con Jünger ha desaparecido el último escritor alemán de talla mundial.
Con motivo de su centenario, en marzo de 1995, la figura de Jünger fue revisada y generó un nuevo debate dentro y fuera de Alemania. Pero, en general, las críticas de antaño perdieron virulencia y predominó un sentimiento de respeto. El escritor, que se mantuvo casi hasta el final en excelente forma física y mental, celebró entonces su aniversario acompañado del canciller Kohl y del presidente Herzog. Se le vio caminar sin dificultades en medio de una tormenta de nieve. Pocos meses antes había concedido una larga entrevista al segundo canal de la televisión alemana (ZDF). Ya centenario, Jünger viajó a España para recibir un doctorado honoris causa.
Los enemigos de Jünger siempre le han reprochado sus primeros libros, como "Tempestades de acero" (1920), en los que el escritor idealizó la guerra como hecho estético. Luego le recriminaron el haber actuado como una suerte de precursor intelectual del III Reich. Jünger, no obstante, mantuvo una relación distante con los nazis y llegó a colaborar indirectamente en el fallido atentado contra Adolf Hitler en julio de 1944.
Herido en combate en múltiples ocasiones, último poseedor vivo de la máxima condecoración de guerra prusiana, la orden Pour le Merite, Jünger se interesó por los temas más diversos. Consiguió la hazaña de ver en directo dos veces el cometa Halley, en 1910 en Alemania y en 1986 en Sumatra. Jünger meditó en profundidad sobre el progreso técnico, sobre el consumo de drogas (que probó personalmente) y sobre la organización política internacional. Una de sus facetas más sobresalientes y curiosas fue la de entomólogo. Jünger poseía una de las mayores colecciones de escarabajos del mundo (50.000 ejemplares).

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