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CULTURA

Ernst Jünger, cronista de un siglo de horrores, muere a los 102 años
El filósofo alemán coqueteó con los nazis y acabó abrazando el anarquismo
El prolífico autor deja un legado de más de 100 títulos polémicos

EL PERIODICO

Barcelona

El escritor alemán Ernst Jünger, cronista implacable de un siglo lleno de horrores, autor de una obra monumental tan elogiada como condenada por allanar el terreno al nazismo, falleció ayer a los 102 años en su residencia de Wilflingen, donde vivió retirado los últimos 50 años de su vida.

Ernst Jünger, en 1995, año en el que celebró su centenario.

La noticia de la muerte de Jünger sacudió ayer a Alemania. El canciller Helmut Kohl le definió como "un espíritu independiente e inflexible, incluso en las horas más negras de Alemania, cuando el libre pensamiento era considerado como un crimen", mientras que el presidente Roman Herzog no evitó mencionar que "su obra suscitó una profunda admiración, pero también encendidas críticas".

Y es que Jünger participó en las dos guerras mundiales y se alzó como el máximo representante del nihilismo heroico, controvertido por su estetización de lo bélico. Su participación en la primera guerra le provocó 14 heridas y la mítica medalla del mérito prusiana, pero también su primera novela, Tempestades de acero (1920), que fue un himno al heroísmo admirado hasta la genuflexión por el entonces cabo Hitler. "La guerra --escribió-- es la madre de todos". Luego, en 1942, su amigo francés André Gide la describiría como "el más bello relato de guerra", pero sus críticos jamás le perdonaron un desliz embebido en el idealismo de Goethe y Nietzsche.

En 1923 se interesó por la filosofía y la zoología, y a finales de la década se convirtió en una de las plumas políticas más brillantes de la derecha nacionalista. Sus obras El corazón aventurero (1929) y La movilización total (1931) prestaron un gran servicio al nacionalsocialismo naciente. Jünger no tomó clara distancia con el nazismo hasta algunos años después, en Sobre los acantilados de mármol (1939) y La paz (1941), en la que postulaba como necesario un Estado mundial. "Una frase bien lograda es más importante que un combate ganado", dijo. La Gestapo pidió su cabeza, pero Hitler ordenó que se le dejase en paz.

Volvió a vestir el uniforme de oficial de la Wehrmacht durante la segunda guerra mundial y fue destinado al Estado Mayor, a las órdenes del general Karl-Heinrich von Stülpnagel, en la etapa de la ocupación de Francia, donde trabó relación con Jean Cocteau, La Rochelle y Celine en el salón de Florence Gould.

Condenado al ostracismo

Tras el atentado contra Hitler, el 20 de julio de 1944, fue destituido por sus relaciones con Von Stülpnagel, partícipe en la conjura. Y, terminada la guerra, los aliados le prohibieron publicar hasta 1949. Entonces se hizo eco de un anarquismo aristocrático, privilegiando la investigación personal, hasta acabar simpatizando con Los Verdes, en una Alemania que le condenó al ostracismo porque Jünger le recordaba viejos fantasmas.

Pocos meses después de cumplir los 100 años, en julio de 1995, Jünger recibió el honoris causa de la Complutense de Madrid, que él aceptó como "una prueba de la amistad". Una amistad cifrada en numerosas traducciones de sus obras por sellos como Seix Barral, Destino y Plaza & Janés. Tusquets ha editado Tempestades de acero , los dos volúmenes de Radiaciones , y ensayos como El trabajador , La tijera y La paz . Edicions 62 publicó En els espadats de marbre y Apunts caucasians y Península editará en breve Los titanes venideros. Conversaciones con Jünger .


LA DECISION

El miope que dijo adiós a las gafas

Tras viajar por Extremo Oriente, Africa y el sur de Europa buscando huellas de lo sagrado, del alma de un mundo absurdo, cumplidos los 84 años, Jünger decidió doblar las patillas de las gafas y guardarlas en un cajón para siempre. "¡Para lo que hay que ver!", razonó. Y agotó sus 18 años restantes desde la serenidad de la miopía, olvidando voluntariamente el significado de los fantasmas de la ideología y el demonio de la política. Se dedicó a estudiar botánica, entomología y antropología. Una manera de recuperar frente a las utopías el destino único de cada uno de los hombres.


PERSONAJES

Intelectuales y políticos homenajean a Pedro Laín
El escritor y académico cumplió 90 años

EL PERIODICO

Madrid

Destacadas personalidades del mundo de la política y de la cultura homenajearon anoche en Madrid al escritor y académico Pedro Laín Entralgo, uno de los intelectuales españoles más destacados del siglo XX, con motivo de su 90º cumpleaños. Laín es autor de numerosas obras y miembro de la Real Academia de la Lengua, de la de Medicina y de la de Historia, y ha cultivado tanto la medicina como la antropología, la historia, la literatura, el pensamiento y la reflexión sobre la religión.

Anoche, ante los 70 invitados al acto organizado por la Fundación Círculo de Lectores, el académico demostró su talante modesto al asegurar que la vida española le ha dado más de lo que se merece.

Entre otros, estuvieron presentes el presidente del Gobierno, José María Aznar, y su esposa, Ana Botella; los expresidentes Adolfo Suárez y Leopolodo Calvo Sotelo; la ministra de Educación, Esperanza Aguirre; el director general de la Unesco, Federico Mayor Zaragoza; el director de la Real Academia Española, Fernando Lázaro Carreter; y numerosos miembros de las diferentes academias a las que pertenece Laín, entre ellos Rafael Lapesa, que también acaba de cumplir 90 años.


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