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Miércoles
18 febrero
1998 - Nº 656

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Su obra en España

IGNACIO ECHEVARRÍA


Ernst Jünger ha tenido buena fortuna en España, al menos por lo que toca a sus libros. Al alcance del lector se encuentran más de una veintena de sus obras, y ya hace tiempo que la editorial Tusquets emprendió la publicación de sus diarios completos y de sus más significativos ensayos, encomendándolos a un traductor de élite: Andrés Sánchez Pascual, no por casualidad traductor también de Nietzsche, uno de los pilares en que se fundamenta el pensamiento de Jünger.

Quien pretenda, pues, aproximarse a la figura y a la obra de este autor puede escoger entre varias trayectorias. La más recomendable empezaría por sus escritos primeros. Y en el umbral de los mismos, por una novelita extraordinaria, hoy prácticamente inencontrable, Juegos africanos (1936, Guadarrama, 1970), donde evoca la insensata aventura de su alistamiento en la Legión Extranjera, con sólo 18 años. Inmediatamente después habría que leer el libro que lanzó a Jünger a la fama y lo convirtió, para bien y para mal, en figura emblemática de la Alemania de entreguerras: Tempestades de acero (1920, Tusquets, 1987), impresionante relato de su participación en la Gran Guerra, en la que Jünger, por cierto, combatió justo en el frente contrario en el que luchaba Robert Graves, quien, a su vez, había de contar su experiencia en unas memorias de guerra también famosas: Adiós a todo eso.

Es a la luz de este testimonio de un héroe soldado como conviene leer el ensayo más polémico, más fascinante y más peligroso de Jünger, El trabajador (1932, Tusquets, 1990), que le atraería la admiración y el respeto de las autoridades nacionalsocialistas. Y para vislumbrar en qué sentido el propio Jünger marcó las distancias con las mismas hay que leer su novela fundamental, la bellísima Sobre los acantilados de mármol (1939, Destino, 1962, 1986).

A partir de aquí, lo mejor es sumergirse en las lecturas de los diarios, sin duda una de las cimas del género en este siglo, muy en particular por lo que toca a los dos volúmenes de Radiaciones (Tusquets, 1989, 1992), correspondientes a los años de la Segunda Guerra Mundial. Es a partir de las perspectivas complejísimas que en ellos se abre como mejor se entienden algunos de los ensayos reunidos tanto en La paz como en Sobre el dolor (Tusquets, 1995, 1996), así como el apasionante diálogo a distancia mantenido por Jünger y Heidegger en Acerca del nihilismo (Paidós, 1994).

Prolongando siempre un pensamiento que conservó a lo largo de todo un siglo una formidable coherencia, puede leerse a continuación La emboscadura (Tusquets, 1988), y seguir con El problema de Aladino (Cátedra, 1987), hasta el ya muy tardío La tijera (Tusquets, 1993), todo un testamento que se resuelve, en rigor, en una iluminada, profética declaración de inmortalidad. En la órbita (pero también en el centro más secreto) de esta secuencia no puede dejar de mencionarse El libro del reloj de arena (Argos Vergara, 1985), seguramente el ensayo más clásico y más apasionadamente recomendable de su autor.

En paralelo a veces estricto en sus ensayos se desarrolla la obra novelística de Jünger, traducida en buena parte, y en la que destacan dos títulos mayores, Eumeswil y Heliópolis (Seix-Barral, 1980, 1981), inquietantes utopías a cuya sombra cabe leer otras dos novelas asimismo extrañas y notables: Abejas de cristal y Visita a Godeholm (Alianza, 1981, 1983). Como obras marginales, pero acaso literariamente más apetecibles, quedan El tirachinas (Tusquets, 1987) y Un encuentro peligroso (Seix-Barral, 1985), la primera, evocadora de las ya remotas experiencias escolares del propio Jünger, y la segunda, una novela policiaca teñida de tonos crepusculares.

Recapitulando todas estas lecturas, cabe mencionar, entre la abundante bibliografía sobre Jünger, dos libritos muy recomendables: las Conversaciones con Ernst Jünger, de Julien Hervier (Fondo de Cultura Económica, 1986), y un volumen conmemorativo de sus 100 años en el que se recogen contribuciones de Juan García Ponce, Fernando Savater y Adolfo Castañón, entre otros: Ernst Jünger: tres siglos (Ediciones Heliópolis, México, 1995). En contrapunto con ellos cabe añadir el volumen de aforismos publicado por el mismo Jünger bajo el título El autor y la escritura (Gedisa, 1987).

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